RECORRIDO TRAIL PICOZO

Tres subidas y tres bajadas que no te puedes perder.

Hace unos cuantos sábados nos acercamos a Pálmaces de Jadraque a correr junto a nuestros amigos Peta (el alma pater del trail del Picozo), Anita y los hermanos Carrasbales. El tiempo acompañaba y gracias a Lauri, que cuido de las pequeñas vestias, pudimos ir a correr los dos. El recorrido estaba claro. No hubo discusión sobre ¿por donde corremos hoy?...el del Trail del Picozo.

Tras la pose de salida en el frontón, nos dispusimos a hacer los 15km. Se sale del pueblo hacia el pantano y pronto empieza la subida al Picozo por una senda muy bien marcada por hitos, bastante corrible. Algún tramo hay que andar pero poco. Es una media ladera ascendente preciosa con el pantano a los pies. Una vez en la cima, se coge una pista forestal que baja de nuevo al pueblo. Un poco antes de llegar a él, nos desviamos a otra senda, que de nuevo nos hace ascender hasta la cima, esta vez por su cara este y un poco mas pina que la primera, sobre todo en el primer tramo. Tambien está marcada por hitos de piedra. Al llegar de nuevo a la cima volvemos a coger la pista, pero unos cientos de metros mas abajo giramos a la derecha para coger un barranco. Este es la parte mas técnica del recorrido, con constantes cambios de dirección. Cuando te quieres dar cuenta estás a los pies de una pared rodeado de buitres sobrevolándote la cabeza. No tiene pérdida posible.

Llegas a las casas de la presa y sigues descendiendo hasta el río. Lo cruzas por un pequeño puente de cemento y coges la senda de la izquierda siguiendo el curso del río. Pronto, la senda se abre y se convierte en pista ancha. Será por poco tiempo porque de nuevo vuelves a cruzar el río, esta vez por unos palos, para coger el valle que nos llevará de nuevo al Picozo.

Nogueras y robles te acompañan ahora en la última subida. Una senda por el valle se convierte en un camino empedrado para mulas hasta llegar al collado. A partir de ahí toca seguir subiendo campo a través (esta zona se tendrá que marcar bien). Una vez coronado el cerro nos quedan unos 5 km primero llanos y luego bajando al pueblo. El descenso final tiene mucha piedra suelta, escondida bajo las hojas y peligrosa para los tobillos. Ya en el pueblo nos espera la llegada con el público volcado sobre nosotros.

Nuestra jornada acabó estupendamente regada con unas jarras de cerveza con limón y alimentada con un fideguá en la cabaña de tío Galo. Mejor no pudo ser… continuará el 25 de noviembre.

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