Ermita de San Bartolomé |
Las previsiones meteorológicas no se hacían esperar y
empezaba a llover, a ratos con ganas y a ratos sin ellas, por la N-II, de
camino a Soria. El encuentro con Alejandro estaba previsto en San Leonardo de
Yagüe, al igual que con los Eibareses. Raúl y JuanRa, a pesar del tomtom se
perdieron (en cuanto salen de su terruño se pierden).
Nada mas juntarnos nos tomamos una caña, no dio tiempo para
mas, y nos fuimos a cenar. La primera fonda donde caimos, nos negarón el
alimento “No hay cocina”. No se si sería por las pintas, o porque, pero un
viernes por la noche no debe ser tan extraño que alguien cene fuera de casa, o
si en este pueblo. El caso es que acabamos en un hotel. Nada del otro mundo.
Tupper Trail |
Entre el calor de la calefacción central, el ruido de la
lluvia y algún que otro ronquido, hubo quien no pegó ojo en toda la noche. A
las siete en punto se encendió la luz de la casa. Cada uno a lo suyo… uno
vistiéndose, el otro desayunando, el otro haciendo sus cositas en el WC…pero
todos mirando por la ventana…“Pues parece que llueve un poco” decía uno, “si,
habrá que probar los schembers esos” decía el otro.
¡¡¡¡Joder como caía!!!!
Recorrido final |
Salimos a correr sin Sergio, con cierta preocupación a la
vez que desconcierto. No sabíamos nada de él pero no podíamos esperar mas
tiempo. Sigue lloviendo bastante y cogemos el camino nada mas cruzar el río por
el puente. A un kilometro mas o menos hay que vadear el río por primera vez.
Ja,ja,ja, no pudo ser…tercer objetivo incumplido. El recorrido tiene que ser
otro.
Nos encontramos con un paisano y le preguntamos. Muy
amablemente nos indica como coger una pista que nos llevará a Úcero, si no nos
perdemos por el monte. Como somos así de cachondos todos, no llevamos mapa
porqué para ir por un río lógicamente no hay nada más que seguirlo. Lo que si
llevamos es GPS. Nos adentramos en el monte. Un pinar impresionante, mezclado
con sabinas, de los que hay por Soria. La pista forestal a ratos está
embarrada, pero nada que no se pueda superar. Con un poco de intuición y un
poco de orientación vamos bien. La lluvia, empeza a cambiar, su fuerza decae
poco a poco, hasta convertirse en txirimiri. Al fondo, de repente, aparece un
pueblo y mas lejos se abre un claro entre las nubes. El tiempo esta mejorando
por momentos. Las capuchas ya no están en la cabeza. Raúl hasta se atreve a
quitarse el chubasquero.
Ya en el coche |
En Úcero, como en Nafría, no nos cruzamos con nadie, salvo
con un perro que nos acompaña unos metros. Hasta el puente del km0 del Cañon
del río Lobos fuimos por una senda marcada. Después tuvimos que ir por la
carretera hasta Valdecea. El río estaba desbordado y cubria todas las sendas.
Allí, Alejandro nos estiro del cuello hasta llegar a la Ermita de San
Bartolomé. Donde nos tomamos un pequeño descanso, para observar a los buitres soleándose
y el cañón en todo su esplendor, coger fuerzas de los árboles y hacernos unas
fotos. El sol aparecía con fuerza. Al menos con toda la fuerza que tiene en
invierno.
Recuperando fuerzas |
Al final no hicimos 42km. Jajajajaja no pudo ser….cuarto
objetivo incumplido. 40,3km en 3 horas 52minutos.
Tras la ducha de rigor nos fuimos a comer a la Parrilla de San Bartolo. En el primero hubo discrepancias pero para el segundo…U-N-A-N-I-M-I-D-A-D…Chuletón a la brasa. Jajajajajaja. Este fue el único objetivo que cumplimos.
Tras la ducha de rigor nos fuimos a comer a la Parrilla de San Bartolo. En el primero hubo discrepancias pero para el segundo…U-N-A-N-I-M-I-D-A-D…Chuletón a la brasa. Jajajajajaja. Este fue el único objetivo que cumplimos.
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