"Caminante no hay camino, se hace camino al andar"

"Caminante no hay camino, se hace camino al andar"

si vas corriendo, más camino andarás.

domingo, 8 de julio de 2012

PRIMER DIA. CRONICA DE UN TREKKING ESPERADO. CARROS DE FOC CON ALCARRIATREKKING.


No sé por donde empezar, quizás es muy pronto, ayer llegamos de las montañas, y hoy ya estoy escribiendo la crónica de, tantos días, tantas sensaciones, tantas experiencias, que no sé por donde empezar.


Podría hacer una crónica técnica donde os expusiese de cabo a rabo como es este trekking, pero no es lo que quiero. Pero, es que no es fácil para mi, tampoco, hacer una crónica resumiendo esta nueva experiencia, de ir con gente desconocida cinco días intensos al pirineo. Será todo un reto, una vez más.

La voy a dividir por etapas, que iré subiendo cada dos días, para no distraeros demasiado en el curro o que no se haga tan pesada.

Domingo 1 Julio.

A las siete en punto recogimos, a Carmelo y Cai, nuestros desconocidos compañeros de viaje. Bueno, no eran del todo desconocidos, nos habíamos tomado una cerveza con Carmelo hace una semana, y con Cai había hablado un par de veces por teléfono. Ahora que les conozco un poco, lo que puedo decir de ellos es que son dos personajes auténticos.

A las 12.30 llegamos a Cavallers, no sin antes habernos tomado un café por el camino, en pleno Benabarre, y habiendo charlado de infinidad de cosas, desde la familia que tenemos cada uno a nuestras aficiones ajenas a la montaña. Conversaciones en las que surgen siempre amigos o conocidos comunes, no siendo esto nada extraño al tratarse de gente de Guadalajara también.

Según vamos adentrándonos en el Pirineo, las nubes van creciendo, hasta el punto de que en el aparcamiento de la presa de Cavallers, ya sabemos que nos mojaremos seguro. Es el primer día y estas cosas pueden ocurrir, es más, la previsión era esa pero la etapa no es muy exigente ni complicada así que la afrontamos con optimismo.


El ascenso hasta el Ref. de Ventosa está perfectamente marcado, así que no hay que prestar mucha atención, puedes dedicarte a charlar todo lo que quieras, que no te vas a perder. Pronto nos empezamos a mojar, con algún chaparoncillo suave. Como estaba previsto, ya tenía la cámara de fotos preparada desde casa con una bolsa de plástico, un invento que me ha funcionado a la perfección. Habrá que probarlo a montar, en otra ocasión, según aparecen las primeras gotas de imprevisto, a ver si funciona igual de bien.

Por fin se vislumbra el refugio tras la niebla, justo en el momento que empieza a azotar el agua con más intensidad. Ahora toca comer y degustar los manjares que Camarasa nos ha comprado, de los cuales vamos a estar acompañados en los próximos días. Chorizo, jamón, queso y salchichón bien juntitos al pan de kilo, y con todas sus posibles combinaciones, así nunca se repite menú. Chorizo con jamón un día, y otro jamón con chorizo. Si quieres, no repites bocata en los cinco días. Mientras almorzamos, el chaparrón es como el diluvio universal, estando nosotros en el arca de Noé. Ya tocará salir cuando escampe, si escampa, y si no, pues también tocará salir.
Efectivamente escampó. No del todo, porque agua caía del cielo, pero ya no era el diluvio. Camino del Coll de la Crestada nos fuimos cruzando con un par de grupos de franceses.”Bon Jour” nos decían los cachondos. Sería bueno para ellos, pero la gracia ya no tenía gracia, las manos ya no tenían dedos y el camino ya no tenía charcos, era simplemente un río. Ascendimos poco a poco entre mares, digo lagos (el lapsus fue producido porque no se veía la otra orilla y claro eso solo ocurre en el mar) dándonos la madre naturaleza una clase de física aplicada a los estados de la materia del agua, líquida en forma de lluvia, sólida en forma de granizo, gaseosa en forma de nubes y estrellada en forma de nieve.

Descendimos desde el collado, poco a poco, con mucho cuidado por el bloque resbaladizo y mas ágilmente por la senda encharcada. El Estany de Cap de Port es precioso visto desde su orilla y no menos bonito es el descenso empinado al lado del torrente camino del Lac dera Restanca, y mas todavía si ya no llueve.

Llegamos a la Restanca a eso de las cinco y media, empapados pero muy contentos. Carmelo y Cai, nuestros compañeros de viaje habían disfrutado de esas malas condiciones. Era parte del viaje, sabíamos que el domingo nos tocaba mojarnos y realmente no pasamos un frío inhumano.

Tras el preceptivo medio-aseo personal, esperamos la cena en el salón-comedor junto a un grupo de franceses sexagenarios con los que practiqué un poco su idioma natal, tras preguntarnos por las características del recorrido de la etapa que querían hacer al día siguiente. La cena fue buena, escasa de pan según Carmelo, el cual se puede comer un pan de kilo en cada comida y se compuso de sopa de verduras, Lentejas y redondo estofado con guisantes y zanahorias, de postre un yogur. Y si quieres repetir, pues lo dices, porque aquí las raciones son las justas.

Era el día del fútbol así que a las 21.30, a la cama a dormir, como todos los días en los refugios.

Por la noche, la rutina de los refugios es colocarte los tapones y dejar cerca el frontal. No se porqué pero a media noche hay un rosario de gente que va a hacer pipi. Yo voy a mear. El colchón es fino y el espacio para cada uno escaso, y hacía un calor en la habitación de muerte, para variar.

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